La toxina botulínica, es una proteína que mediante su inyección local produce relajación por parálisis transitoria en el musculo inyectado. Se aplica directamente en el grupo muscular que se pretende paralizar y es por este efecto que se transformó en el procedimiento de estética más realizado en todo el mundo. En el origen se usó para tratamientos médicos de espasmos oculares (Jean y Alastair Carruthers, un oftalmólogo y un dermatólogo canadiense durante la década del 80) y casualmente al ver que esos pacientes perdían sus arrugas perioculares se extendió la investigación hasta llegar hoy a ser lo que es en el campo de la estética tanto de la mujer como del hombre. La toxina botulínica paraliza en forma transitoria los músculos faciales que originan por contracción las arrugas de expresión y por este mecanismo atenúa o hace desaparecer las mismas. La revolución de la estética que nació en el Siglo XX y llego para quedarse. El nombre Botox® es la denominación comercial de la marca más conocida en el mundo (del laboratorio Allergan), son esta y varias tan conocidas como Botox® (Dysport®, Xeomin®) todas toxinas botulínicas preparadas para tratamientos médicos y/o estéticos.
La toxina botulínica tiene muchos usos aparte de los estéticos, puede considerarse inyecciones de Botox para tratar ciertos espasmos musculares que nada tienen que ver con la estética, el siguiente es un listado de las principales indicaciones de la toxina:
La toxina botulínica es producida por la bacteria que causa la intoxicación alimentaria llamada Botulismo. La intoxicación alimentaria sin duda puede ser fatal y una dosis muy alta de Botox también podría serlo. Sin embargo, la dosis administrada en estas inyecciones es tan pequeña, que no debería producir ningún efecto nocivo. El Botox se ha utilizado de forma segura durante mas de tres décadas. Desde luego es de uso medico EXCLUSIVO y en manos de profesionales altamente entrenados y calificados para su uso. Si va a colocarse Botox® no sustente la elección solo en precios sugeridos en redes sociales, mire donde y quien hará el procedimiento, su seguridad no debe ponerse en juego por promociones y/o precios bajos.
Puede haber algunos efectos secundarios leves con la aplicación de la toxina. Es posible que sienta algo de dolor en los sitios de inyección y que puedan quedar pequeños hematomas en algunas zonas, todo esto desaparece en forma espontanea con el paso de los días. El uso de frio local o analgésicos comunes puede mejorar estos síntomas si son demasiado molestos lo que no es nada frecuente. En sus usos estéticos pueden quedar asimetrías faciales que se corrigen con aplicaciones adicionales a la semana de la primera aplicación. Dentro de las complicaciones mas severas del uso facial se destaca la parálisis exagerada del musculo orbicular ocular que puede originar una caída del parpado que deja el ojo sin capacidad completa de apertura. Esta complicación es muy rara, pero de aparecer resuelve íntegramente con el paso de las semanas.
Las inyecciones de Botox son un procedimiento medico exclusivo. Colocar toxina botulínica sin título profesional médico es ejercicio ilegal de la medicina. Se administran en el consultorio profesional, no necesita área quirúrgica, pero si todos los controles de asepsia habituales a los usos de inyectables.
La toxina viene presentada por los laboratorios en polvo liofilizado en frasco estéril, estos frascos ampollas se mantienen refrigerados y para la colocación deben diluirse y transformarse en solución inyectable y para eso se mezcla con solución salina (agua salada). La técnica de dilución del polvo de toxina está muy estandarizada pero cada médico tiene preferencias por alguna dilución en especial a lo que llega por su experiencia por lo que elegir a un profesional que sea experto en el tema es asegurarse resultados predecibles. Se inyecta en las áreas musculares a tratar con una pequeña aguja de calibre mínimo (30G1/2) y la cantidad de inyecciones a recibir depende de la zona a tratar, del tamaño de esta y de la técnica personal que tenga el aplicador. En general en su aplicación más difundida en estética facial que es el tercio superior del rostro (frente, ceño y periocular) se inyecta toxina en unas 10 punciones mínimo.
La toxina botulínica produce su acción bloqueando la acción muscular y para lograr el impacto completo de relajación sobre el musculo tratado debe esperarse un mínimo de 7 días. Se ven acciones desde las primeras 48-72 horas, pero el efecto completo necesita de 7 a 10 días para poder analizarse y definir alguna eventual necesidad de recolocación de más dosis.
La toxina botulínica, ya dijimos, es al momento la técnica utiliza para estética facial mas usada en el mundo. La demanda de tratamientos cosméticos, incluida toxina botulínica y los rellenos, ha aumentado desde que comenzó la pandemia de COVID-19. Los médicos usuarios están atribuyendo el auge a los pacientes que desean mejorar su imagen para reuniones Zoom en línea, hoy explotadas como método de continuidad de trabajo, así como un mayor tiempo para recuperarse de los tratamientos sin necesidad de exposición inmediata. El Botox® es ahora el tratamiento cosmético no quirúrgico más popular en Estados Unidos, con un tamaño de mercado valorado en cinco mil millones de dólares. Durante los últimos 20 años, el número de procedimientos cosméticos de toxina aumentó más del 700%, con más de 6 millones de tratamientos realizados cada año. Sin duda el grupo etario de la tercera a quinta década es el que tiene el numero mas alto de consumidores, pero ahora, también está de moda entre los millennials, el Botox® como prevención conocido como Baby Botox®: implica uso para impedir la aparición de las arrugas antes de que tengan la oportunidad de formarse y marcar la piel. Y aunque las mujeres todavía hacen más uso que los hombres, el crecimiento del pedido masculino fue exponencial en el ultimo quinquenio.
El Botox® (ya dijimos) se administra con una aguja muy fina en el músculo debajo de la piel. Allí colocado bloquea las señales de los nervios a los músculos lo que resulta en una parálisis temporal de los mismos. Debido a que el músculo inyectado ya no puede contraerse, las arrugas se suavizan y relajan. Con el tiempo, y bajo ese estado de relajación la piel se vuelve más suave con mejoras en la calidad, el tono y la textura. Se usa con mayor frecuencia para las líneas horizontales de la frente (Zona Frontal), en las arrugas alrededor de los ojos (Patas de gallo) y en las líneas de preocupación, y de expresión entre las cejas (Ceño). Tercio medio e inferior de la cara son zonas también de aplicación, pero menos extendidas en el uso profesional porque las arrugas en la parte inferior de la cara son también afectadas por la gravedad y el daño solar no respondiendo tan bien a la toxina como las del tercio superior. El procedimiento dura solo unos minutos. Algunas personas prefieren se aplique crema anestésica, pero no se requiere generalmente de la misma y el malestar es mínimo. Durante cuatro a seis horas después, los pacientes no deben acostarse, manipular el área inyectada o hacer ejercicio vigoroso. Esto evita que la toxina migre fuera de las zonas de tratamiento. Pueden regresar inmediatamente al trabajo o reanudar las actividades sociales normales. Por lo general, el Botox tarda de una a dos semanas en surtir efecto completo, pero algunos pacientes notarán cambios después de dos o tres días. El efecto dura de tres a seis meses. A medida que la acción de los músculos regresa gradualmente, las líneas y arrugas comienzan a reaparecer, pero pueden atenuarse las marcas en la dermis y esto explica la idea del Baby Botox, evitar daño atrófico en la piel por la arruga no tratada. El estado de stress crónico tiene un probado efecto negativo sobre la toxina que pierde acción antes de lo pensado y esto se vio con la pandemia de COVID donde es común el reporte de efectos por cortos plazos antes no visto (hasta solo por dos meses).
El Botox® no es un tratamiento ‘único para todos’ y por eso el uso adecuado del mismo, las cantidades justas de toxina (ni más ni menos), y le técnica de colocación es vital para el éxito. Esto esta en la experiencia y experticia del aplicador y en ese sentido el Dr. Jorge Alberto Elías con miles de tratamientos realizado la posee y ha desarrollado una técnica personal que enseña en el mundo a la que se le dio el nombre de JEFSA (Jorge Elías’ Facial Subtle Aesthetic) que traducido significa ¨técnica de resultados estéticos sutiles¨. Con esta técnica de aplicación de toxina nuestro director logra efectos de rejuvenecimiento sorprendentes: desaparición de las arrugas de expresión, elevación de la cola de las cejas pero todo conservando movilidad gestual, apariencia descansada y piel más tersa y luminosa que hace que nadie se de cuenta que fue realizado un tratamiento, es muy común ver caras inmovilizadas, con ojos saltones y frente planchada que nada tienen de natural y evitar esos gestos anormales debe ser parte del conceto de estética bien entendido. De esto se trata JEFSA®, uso de toxina botulínica, pero con sorprendente resultado natural, muy sutil, al punto que será común la/lo miren más que antes y sorprendidos por notar algo raro, nuevo y agradable no puedan decirles ¨ ¿te pusiste Botox? ¨ y solo puedan escuchar un ¨Se te ve mejor! ¿qué pasó? ¨
Por lo tanto, si están buscando un look sutil y natural, con mucho movimiento en el rostro, sin esa apariencia congelada estereotipada: El Botox pídanlo en el Centro del Belgrano del Dr Jorge Alberto Elías. Aquí mismo puedes ahora pedir tu turno.